Presentan el libro “Catolicismo, Política y Bandolerismo en Sinaloa de 1926 a 1939”
La Facultad de Estudios Internacionales y Políticas Públicas (FEIyPP) de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) presentó el Libro Catolicismo, Política y Bandolerismo en Sinaloa de 1926 a 1939, en el cual el profesor investigador, Gilberto López Alfaro analiza los conflictos que tuvieron la Iglesia y el Estado en este periodo conocido como la Cristiada.
En el texto, que es producto de una larga investigación, el académico concluye que a pesar de los acuerdos y dificultades que se han dado a lo largo de la historia, entre la iglesia y el Estado, siempre ha existo una relación simbiótica.
“Las relaciones entre la iglesia y el estado tienen mayor acercamiento o mayor distanciamiento, dependiendo de las circunstancias en las que requiera la legitimidad de uno y el apoyo de otro”, comentó.
Recordó que el conflicto entre la Iglesia y el Estado en esta época surgió a raíz del establecimiento de la Ley Calles en 1926, la cual, entre otras cosas, obligaba a los sacerdotes a registrarse como profesionistas ante la Secretaría de Gobernación y facultaba a los estados a limitar y definir la cantidad de ministros religiosos que cada entidad debería tener.
López Alfaro estableció que en otra de las etapas de este periodo conocido como la Cristiada el Estado se declaró propietario de todos los templos del país, los requiso y levantó un censo e inventario de cada iglesia a través de la Secretaría de Hacienda, lo cual generó un conflicto en los altos de Jalisco, en Zacatecas, Aguascalientes y Guanajuato, zonas de mucho fervor católico.
“Esto devino en el cierre de los templos a nivel nacional por determinación de la Iglesia Católica como manifestación de las relaciones dificultosas que estaban llevando a cabo”, observó.
En su libro, López Alfaro plantea que esa época bandoleros del sur de Sinaloa que habían cometido algún ilícito o tenían faltas ante la Ley se alzaron en contra del gobierno y realizaron tomas de pueblo en nombre de la Cristiada para obligar a los dueños de minas a otorgar préstamos forzosos.
Como figura principal por parte de la Iglesia, el autor menciona en su libro a un sacerdote de apellido Téllez, quien lideraba a un grupo de hombres armados que se decían cristeros y se autodefinían como contra revolucionarios.
López Alfaro puntualizó que en el margen de las relaciones entre la iglesia y el estado hay momentos de espaldarazos y dificultades y que la muestra está en que el conflicto cristero se termina en 1939 cuando el arzobispo de México se dedica apoyar al presidente Lázaro Cárdenas en su expropiación petrolera, acuñando para ello monedas con la imagen de la virgen de Guadalupe para venderlas y sacar fondos destinados a ayudar a la causa de la expropiación.