El impacto de las desigualdades sociales y económicas, uno de los factores más importantes ante la pésima evaluación de México en la prueba PISA
En el reporte del año 2022 del Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés), México ocupó el lugar 35 de 37 países evaluados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), lo que refleja una de las peores evaluaciones del país en los últimos 16 años. La prueba, aplicada cada tres años, mide las habilidades de estudiantes de 15 años en matemáticas, lectura y ciencias, con énfasis en su aplicación en la vida real.
Al respecto, la doctora Guadalupe Russell Noriega, investigadora de la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas (FCFM) de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), reflexionó sobre los factores estructurales que explican este resultado, apuntando principalmente al impacto de las desigualdades sociales y económicas. Señaló que si bien la pandemia de COVID-19 representó un fuerte retroceso, el rezago educativo en México tiene causas más profundas relacionadas con la falta de inversión pública y con un sistema que históricamente ha sido insuficiente para garantizar el acceso equitativo a una educación de calidad.
Russell Noriega, quien también preside la Olimpiada Mexicana de Matemáticas, advirtió que la prueba PISA no debe interpretarse como un examen que califica directamente a docentes o estudiantes, sino como una herramienta orientada a la toma de decisiones en política educativa, “lo preocupante no es solo el lugar que ocupamos, sino que no se ha logrado aprender de los modelos exitosos en otros países”, expresó.
Desde su análisis, uno de los principales obstáculos que enfrenta México es el entorno social desfavorable, que influye directamente en el desempeño académico; “no se puede separar la calidad educativa de las condiciones en las que viven los estudiantes”, dijo. Cuestionó que, a pesar del discurso oficial sobre el impulso a la educación, los presupuestos siguen siendo bajos e insuficientes para cerrar brechas históricas.
“Los países que avanzan en sus sistemas educativos son los que realmente invierten en ellos, (…), nosotros no lo estamos haciendo (invertir) con la seriedad y compromiso que se requiere”, lamentó. En este sentido, hizo un llamado a generar conciencia sobre la necesidad de transformar el entorno desde la educación, como vía para mejorar las condiciones sociales y económicas a largo plazo.
Como muestra de esfuerzo y compromiso con la formación matemática, destacó el trabajo realizado desde la Olimpiada Mexicana de Matemáticas. Señaló que, en una colaboración sin precedentes con la Subsecretaría de Educación Media Superior, lograron aplicar una prueba a más de 17 mil estudiantes de bachillerato.
“No se trata de que todos participen en las olimpiadas, sino de abrirles una puerta distinta para acercarse a las matemáticas, verlas como una herramienta útil para su vida”, concluyó la doctora Guadalupe Russell Noriega.
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