Plantea especialista la idea de administrar en las universidades las desobediencias al sistema
A que sean desobedientes, hagan lío, se junten, armen grupos y hagan acción política para transformar la realidad y tener un mundo donde la convivencia sea menos ridícula, exhortó a los jóvenes Baltazar Ojea, director de la Unión de Responsabilidad Social Universitaria Latinoamericana (URSULA).
Al exponer la conferencia magistral “Responsabilidad Social, Universidad y Desarrollo” durante el 3er Congreso Internacional de Valores por la Paz, el también director del Programa de Responsabilidad Social Universitaria y Voluntariado Universitario de la Universidad Tecnológica Nacional de Argentina planteó la idea de administrar en las universidades las desobediencias al sistema.
“Mi consejo es que sean muy desobedientes, como diría el papa Francisco, que hagan lío, que se junten, que lo que hay que crear es una idea de pensamiento colectivo, individualmente no vamos a poder resolver los problemas, todos los problemas son existenciales en términos individuales pero si nos juntamos y armamos grupos y hacemos acción política, posiblemente vamos a poder transformar la realidad para tener un mundo donde la convivencia sea menos ridícula”.
En su exposición ante aproximadamente 600 asistentes, Baltazar Ojea advirtió que a finales del siglo XX y principios del XXI nos encontramos con situaciones de crecimiento económico mundial pero con todos los indicadores sociales a la baja, sobre todo en regiones como América Latina.
Esto, dijo, pone en crisis la idea del desarrollo y se empieza a demostrar que desarrollo es diferente de crecimiento económico y muchos líderes y referentes de organizaciones empiezan a discutir el modo de hacer empresas como el caso de Bill Gates, que empieza a discutir cómo se construye la empresa y el papa que discute cómo hacer iglesia.
Comentó que en este contexto de discusión de las organizaciones, que en definitiva es una discusión profunda acerca del sistema, cabe también una discusión acerca del rol de la universidad.
En este sentido abundó que el papel de las universidades primero es hacerse cargo de la parte que les corresponde en la crisis que existe a nivel global en todos los sentidos en términos de valores, económicos y en términos de ser uno de los principales reproductores de capital simbólico del sistema.
En cuanto a la responsabilidad social de las universidades, estableció que estas deben preguntarse, entre otras cosas, qué tipo de profesionales están formando, qué tipo de conocimiento producen, para quién producen ese conocimiento y con quién lo hacen.
Reconoció que la Universidad en Latinoamérica ha tenido un enorme progreso en términos de acercamiento con uno de los actores sociales que es el privado, pero ha descuidado a otros actores de la sociedad como es el caso de los pequeños productores agrícolas con los que también tiene que salir a hacer alianza.
“Necesitamos una universidad con más aula en la calle, necesitamos una universidad con laboratorios en el barrio, estamos demasiado encerrados, demasiados enclaustrados, mientras no sucede eso difícilmente se puede dar una formación socialmente responsable”, puntualizó el conferencista.
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